No te resignes a tener dolor después de una episiotomía

Seguramente si estás leyendo este blog es porque sufres dolor tras una episiotomía en tu parto vaginal. Voy a intentar esclarecer todas las dudas que me hacéis llegar sobre este tema.

 

En primer lugar, saber que la episiotomía se define de la siguiente manera " Incisión que se practica en el periné de la mujer, con el fin de evitar un desgarro de los tejidos durante el parto y facilitar la expulsión de la criatura. " 

 

Sabido ya es por tod@s las personas que están en el mundo ginecológico y obstétrico el activismo de diversas asociaciones para evitar el uso indiscriminado de esta técnica en partos normales y de bajo riesgo. Sabido es por tod@s también el alto índice de episiotomías que aún está presente en muchos países; pero ese es otro tema del que hablar y debatir extensamente. Vamos a centrarnos en el problema que me lleva a escribir esta entrada : El dolor postparto.

 

¿A qué se debe este dolor? En la mayor parte de las ocasiones el dolor perineal postparto es debido a la episiotomía realizada, otras veces también es debido a desgarros producidos en el expulsivo y/o al uso de instrumental como fórceps o ventosas. Ni que decir tiene que la cicatriz realizada después de una cesárea también puede producir dolor y este no está solo localizado en la zona inferior del abdomen sino que también puede irradiarse hacia el pubis e incluso el periné.

 

¿Por qué duele? La respuesta es lógica y sencilla : Porque tener una cicatriz no es algo normal y por tanto su proceso de curación puede no ser el adecuado.

( ¿Se puede evitar? Hablaré en otro post sobre la evidencia y el uso del masaje perineal postparto y la lucha por muchos pacientes y profesionales sanitarios por el parto respetado). 

 

En el caso de que finalmente te hayan realizado una episiotomía, ¿Qué consecuencias puede tener que lleven a sufrir dolor? Por regla general podemos observar las mismas que si se tratara de una cicatriz en otra parte del cuerpo y también consecuencias específicas debido a su localización en el suelo pélvico :

  • Sangrados.
  • Edema (acumulación de líquido).
  • Hematoma (acumulación de sangre).
  • Falta de sensibilidad si han sido afectadas ciertas terminaciones nerviosas.
  • Infecciones.
  • Inflamación que llegue a cronificarse
  • Fibrosis (aumento del tejido en la cicatriz)
  • Adherencias subcutáneas : Los tejidos que deben cicatrizar se adhieren entre sí y pierden elasticidad y movilidad. Este puede provocar retracción de la cicatriz, queloides, hipertonías, pinchazos y dolor en las relaciones sexuales (dispareunia) pero incluso en reposo, al estar sentada, pasar muchas horas de pie...

¿Qué podemos hacer para evitar y/o tratar el dolor de la cicatriz? En primer lugar vamos a evitar que este dolor aparezca. Para ello deberás seguir todas las indicaciones que te de tu matrona sobre el cuidado de la misma. Una vez llevado a cabo este proceso y si tu matrona considera que el estado de cicatrización lo permite sería ideal que visitaras a tu fisioterapeuta experto en suelo pélvico para comenzar con el tratamiento de la cicatriz lo antes posible.

 

¿En qué consiste? Con diferentes técnicas como terapia manual, masaje profundo, estiramientos específicos... se intenta flexibilizar el tejido para que no se formen las temidas adherencias, además de vascularizar la zona con estás técnicas para favorecer la cicatrización completa correcta. Por otro lado hay que normalizar el tono de los tejidos, recuperando fuerza y resistencia de los mismos. No se puede olvidar abordar el lado contralateral de la cicatriz pues este puede desarrollar la activación de puntos gatillo por compensación. 

 

¿Y si ya sufres dolor? No tengas miedo a acudir a la consulta, se intenta que el tratamiento nunca genere más dolor del que la paciente ya sufre y las técnicas citadas anteriormente ayudarán a disminuir la sensación dolorosa.  Los resultados son realmente satisfactorios, llegando en muchas ocasiones a disminuir por completo las molestias.

 

Recuerda : El dolor nunca es normal, es un aviso de tu cuerpo de que algo no está bien. Ni te resignes ni lo ignores.